jueves, 25 de marzo de 2010

PEREGRINACIÓN CON NUESTRA SEÑORA DE LA ENCARNACIÓN


P. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
A. Amén.

P. Señor, te adoramos y te bendecimos.
A. Porque en la obra de la salvación asociaste a la Virgen Madre.

P. Contemplamos tu "fiat", Santa María.
A. Para seguirte en el camino de la fe.

ORACIÓN INICIAL

Oh Virgen Santísima,
Madre de Dios,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
míranos clemente en esta hora.

Virgo fidélis, Virgen fiel,
ruega por nosotros.
Enséñanos a creer como has creído Tú.
Haz que nuestra fe
en Dios, en Cristo, en la Iglesia,
sea siempre límpida, serena, valiente, fuerte, generosa.

Mater amábilis, Madre digna de amor.
Mater pulchrae dilectiónis, Madre del Amor Hermoso,
¡ruega por nosotros!
Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos
como les amas Tú;
haz que nuestro amor a los demás
sea siempre paciente, benigno, respetuoso.

Causa nostrae laetítiae, Causa de nuestra alegría,
¡ruega por nosotros!
Enséñanos a saber captar, en la fe,
la paradoja de la alegría cristiana,
que nace y florece en el dolor,
en la renuncia,
en la unión con Tu Hijo Crucificado:
¡haz que nuestra alegría
sea siempre auténtica y plena
para podérsela comunicar a todos! Amén.

Se reza la primer SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN

Oh María,
Aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
A Ti confiamos la causa de la vida:
Mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creemos en tu Hijo
sepamos anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzanos la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda nuestra existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

Luego de rezar el contenido de la Oración a Maria Santísima escrita por el Siervo de Dios Juan Pablo II se pide la primera gracia que se desea obtener (...).

V.Ruega por nosotros, Madre de Dios y Madre de Misericordia.
R.Te rogamos nos concedas la gracia que te pedimos por Amor de Dios.

Se reza la segunda SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN

María,
Madre de Misericordia,
cuida de todos para que no se haga inútil
la Cruz de Cristo,
para que el hombre
no pierda el camino del bien,
no pierda la conciencia del pecado
y crezca en la esperanza en Dios,
«rico en Misericordia» (Ef 2, 4),
para que haga libremente las buenas obras
que Él le asignó (cf. Ef 2, 10)
y, de esta manera, toda su vida
sea «un himno a su gloria» (Ef 1, 12).

Luego de rezar el contenido de la Oración a María Santísima escrita por el Siervo de Dios Juan Pablo II se pide la segunda gracia que se desea obtener (...).

V.Ruega por nosotros, Madre de Dios y Madre de Misericordia.
R.Te rogamos nos concedas la gracia que te pedimos por Amor de Dios.

Se reza la tercer SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN

Santa María, Madre de Dios y Madre de Misericordia,
Tú has dado al mundo la verdadera Luz,
Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así en fuente
de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento.
Luego de rezar el contenido de la Oración a María Santísima escrita por el Santo Padre Benedicto XVI se pide la tercera gracia que se desea obtener (...).

V.Ruega por nosotros, Madre de Dios y Madre de Misericordia
R.Te rogamos nos concedas la gracia que te pedimos por Amor de Dios.

MEDITACIÓN FINAL

MARIA: AUXILIADORA, ABOGADA, SOCORRO, MEDIADORA

La Santísima Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la Divina Providencia, fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor, y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el Templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras Él moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la caridad en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia.(Lumen Gentium, 61)

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la Anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la Cruz. Una vez recibida en el Cielo, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su Amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la Patria feliz. Por eso, la Santísima Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador. (Lumen Gentium, 62)

ORACIONES FINALES


Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Virgen de la Encarnación, Madre de mi Señor Jesucristo, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos.
Oh Madre de Dios y Madre de Misericordia, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas misericordiosamente, por el Misterio de la Santísima Encarnación y por Amor de Dios. Amén.

Nos acogemos bajo tu protección, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien sálvanos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

Dios Padre Misericordioso, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría el misterio de la Encarnación, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
SEÑAL DE LA CRUZ

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.