sábado, 19 de noviembre de 2011

Texto integro de la Exhortación Apostólica "Africae Munus"

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL AFRICAE MUNUS DEL PAPA BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS, AL CLERO, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS SOBRE LA IGLESIA EN ÁFRICA AL SERVICIO DE LA RECONCILIACIÓN, LA JUSTICIA Y LA PAZ

IDEAS CLAVES Y OPERATIVAS DE “AFRICAE MUNUS”

CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV 2011 (VIS).-Ofrecemos a continuación un resumen de los puntos centrales de la Exhortación Apostólica Post-sinodalAfricae Munus, presentada por el arzobispo Nicola Eterović, Secretario General del Sínodo de los Obispos.

  La exhortación se compone de dos partes. En la primera parte (nn. 14-96), se disciernen las estructuras base de la misión  eclesial en el continente que  aspira a la reconciliación, la justicia y la paz, y que tiene como fuente, la persona de Jesucristo. Escuchándole, los cristianos están invitados a dejarse reconciliar con Dios (cf. 2 Cor 5, 20b), a ser justos para construir un orden social justo, de acuerdo con la lógica de las Bienaventuranzas, comprometiéndose en el servicio fraterno por  amor a la verdad, fuente de la paz. Por lo tanto, también  se indican los campos  para la reconciliación, la justicia y la paz, como una verdadera conversión, la celebración del Sacramento de la Reconciliación, una espiritualidad de comunión,  la enculturación del Evangelio, la protección de la vida, los migrantes, los prófugos y los refugiados, el buen gobierno de los Estados, el diálogo ecuménico e interreligioso, especialmente con las religiones tradicionales y el Islam. En la segunda parte (nn. 97-177), todos los miembros de la Iglesia son invitados a contribuir a la paz y a la comunión en la Iglesia y en la sociedad. También se muestran las áreas de apostolado: la Iglesia como presencia activa y eficaz de Jesucristo; el mundo de la educación, de la salud y los medios de comunicación. La exhortación  abre los horizontes de la esperanza a África que, acogiendo  a  Jesucristo debe emanciparse de las fuerzas que la  paralizan.

 “Africae Munus” se encuentra en continuidad con Ecclesia in Africa, fruto de la I Asamblea Especial para África, que dio un gran impulso al crecimiento de la Iglesia en África, desarrollando, entre otras cosas, la idea de  Iglesia Familia de Dios, para el beneficio de la Iglesia universal. “Africae Munus” quiere reforzar ese dinamismo eclesial, indicando  el programa de la actividad pastoral en las próximas décadas de la evangelización del gran continente africano, haciendo hincapié en la urgente necesidad de la reconciliación, la justicia y la paz.

  La Iglesia, sacramento de la unión con Dios y con los hombres, debe ser el lugar de la reconciliación, don de Dios, para ser un instrumento eficaz de la justicia y la paz de toda la sociedad. La reconciliación proviene del misterio de Jesucristo resucitado, presente en su Iglesia a través de la Palabra de Dios y los Sacramentos, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía. En la gracia del Espíritu, la Eucaristía establece una nueva hermandad que trasciende idiomas, culturas, grupos étnicos, divisiones,  tribalismo,  racismo y  etnocentrismo. En su obra de evangelización y educación en la fe cristiana, la Iglesia debe poner el acento en una catequesis vivida que conduzca a una conversión profunda y a un compromiso efectivo de vivir el Evangelio a nivel personal familiar y social.  Para apoyar la promoción humana, es de gran ayuda la Doctrina Social de la Iglesia.

Africae Munus” ofrece  a la Iglesia en África guías prácticas  para la actividad pastoral en las próximas décadas.

- Sigue siendo urgente la evangelización ad gentes en África, el anuncio del Evangelio a quienes todavía no conocen a Jesucristo. Es la prioridad pastoral que involucra a todos los cristianos de África.

- También se debe animar, cada vez mejor, la evangelización ordinaria en las respectivas Iglesias particulares, comprometiéndose en promover la reconciliación, la justicia y la paz.

- Urge también trabajar por la nueva evangelización en África, especialmente de aquellos que se han apartado de la iglesia o no siguen la conducta cristiana. Los cristianos africanos, en particular el clero y los miembros de la  vida consagrada, están llamados a apoyar la nueva evangelización también en los  países secularizados. Se trata de un intercambio de dones, dado que  misioneros africanos  ya actúan  en los países de los cuales vinieron los misioneros a anunciar  la Buena Nueva en África.

Entre las diversas propuestas operativas de “Africae Munus”  hay que señalar:

- Los santos, personas  reconciliadas  con Dios y con el  prójimo, son los artífices ejemplares  de la justicia y los apóstoles de la paz. La Iglesia -cuyos miembros están llamados a la santidad- debe encontrar un nuevo fervor,  propio de los numerosos santos y mártires, confesores y vírgenes del continente africano, cuyo culto es necesario renovar y promover (véase AM 113).

- Para tener más ejemplos actuales y, además, nuevos intercesores en el cielo, se insta  a los pastores de las Iglesias particulares a “identificar aquellos siervos africanos del Evangelio que pueden ser canonizados según las normas de la Iglesia” (AM 114).

- Asimismo, se deben fortalecer ulteriormente  los vínculos de comunión entre el Santo Padre y los Obispos de África, así como entre los obispos del continente a nivel nacional, regional y continental.

- Se espera que “los Obispos se comprometan ante todo a promover  y sostener efectiva y afectivamente el Simposium de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECEAM) como una estructura continental de solidaridad y comunión eclesial.” (AM 107).

- Para profundizar en el misterio de la Eucaristía y para aumentar la devoción a la Eucaristía, se respalda la propuesta de los Padres sinodales para celebrar un Congreso Eucarístico Continental (ver AM 153).

- Se anima a la celebración anual en distintos países africanos  de “un día o una semana de reconciliación, particularmente durante el Adviento o la Cuaresma”. (AM 157).

- De acuerdo con la Santa Sede, el SECEAM podría contribuir al lanzamiento de un “Año de la reconciliación de alcance continental, para pedir a Dios un perdón especial por todos los males y ofensas que los seres humanos se han infligido en África unos a otros, y para que se reconcilien las personas y los grupos que han sido heridos en la Iglesia y en el conjunto de la sociedad” (AM 157).

  La Iglesia en África, grata  por el don de la fe en el Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se compromete con renovado impulso en la evangelización y en la promoción humana, para que todo el continente se transforme en un vasto campo de  reconciliación, de  justicia y  de  paz. De esta manera, la Iglesia contribuye a forjar a la nueva África, llamada a ser cada vez más "pulmón espiritual" de la humanidad.

FIRMA DE LA EXHORTACION APOSTOLICA POSTSINODAL AFRICAE MUNUS

CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV 2011 (VIS).-A las 12.00, el Santo Padre se trasladó en papamóvil a la basílica de la Inmaculada Concepción de Ouidah, la primera catedral de África Occidental (inaugurada en 1909) y punto de partida para la evangelización de esa región.

     A su llegada el Papa fue acogido por el rector de la basílica que lo acompañó en la adoración del Santísimo Sacramento. En el templo estaban presentes los miembros del Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos así como el Secretario General del Sínodo, el arzobispo Nicola Eterović a quienes Benedicto XVI dio las gracias por su aportación a reunir los resultados de la Asamblea Sinodal de cara a la publicación de la Exhortación apostólica “Africae  Munus”.

     “Hoy, con la firma de la Exhortación Africae munus -dijo el Papa, hablando en inglés- se concluye la celebración del acontecimiento Sinodal. Este ha movilizado a la Iglesia católica en África, que ha rezado, reflexionado y debatido sobre el tema de la reconciliación, la justicia y la paz. En este proceso, ha habido una singular cercanía entre el Sucesor de Pedro y las Iglesias particulares en África.”.

   “La Segunda Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos se ha beneficiado de la Exhortación apostólica postsinodal “Ecclesia in Africa” del beato Juan Pablo II, en la que se subrayó con fuerza la urgencia de la evangelización del continente, que no puede separarse de la promoción humana -prosiguió en francés-  Por otra parte, se ha desarrollado el concepto de Iglesia-Familia de Dios. Este último ha producido muchos frutos espirituales para la Iglesia católica y para el trabajo de evangelización y promoción humana que ella ha puesto en práctica para la sociedad africana en su conjunto”.

  “Teniendo en cuenta este horizonte eclesial, la Segunda Asamblea especial para África se centró en el tema de la reconciliación, la justicia y la paz. Estos son puntos importantes para el mundo en general, pero adquieren una actualidad muy especial en África. Baste recordar las tensiones, violencia, guerras, injusticias, abusos de todo tipo, nuevos y viejos, que han marcado este año. El tema principal se refería a la reconciliación con Dios y con el prójimo. Una Iglesia reconciliada en su interior y entre sus miembros puede convertirse en signo profético de reconciliación en el ámbito social, de cada país y de todo el continente”

 “Jamás se ha de abandonar la búsqueda de caminos para la paz (...) Para lograrla, hay que tener la valentía de la reconciliación que viene del perdón, del deseo de recomenzar la vida en común, de la visión solidaria del futuro, de la perseverancia para superar las dificultades. Reconciliados y en paz con Dios y el prójimo, los hombres pueden trabajar por una mayor justicia en la sociedad”, observó el pontífice en portugués

  “África, tierra de un nuevo Pentecostés, ¡ten confianza en Dios!  Animada por el Espíritu de Jesucristo resucitado, hazte la gran familia de Dios, generosa con todos tus hijos e hijas, artífices de reconciliación, de paz y de justicia. África, Buena Nueva para la Iglesia, ¡haz que lo sea para todo el mundo!”, concluyó.

     Terminada su breve alocución, el Papa firmó la Exhortación Apostólica Post-sinodal y bendijo a los presentes y finalizada la ceremonia  se trasladó en automóvil a la nunciatura apostólica de Cotonou, distante 45 kilómetros de Ouidah.
PV-BENIN/        VIS 20111119 (560)

SIN LA LÓGICA DE LA SANTIDAD, EL SACERDOCIO ES UNA SIMPLE FUNCIÓN SOCIAL

CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV 2011 (VIS).-Hacia las 11 de la mañana, el Santo Padre llegó al seminario de San Galo, en Ouidah, donde visitó las tumbas del cardenal Bernardin Gantin, primer africano jefe de un dicasterio de la Curia romana; y de su maestro Mons. Louis Parisot, S.M.A., primer arzobispo de Cotonou y vicario apostólico de Dahomey y Ouidah.

  En el patio del antiguo seminario, centenares de  sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos esperaban a Benedicto XVI. El Papa expresó su alegría por encontrarse de nuevo con ellos, así como su gratitud por la labor pastoral que realizan, a menudo en condiciones difíciles.

  Refiriéndose a la Exhortación apostólica postsinodal “Africae munus”, el Pontífice recordó que en ella se abordan los temas de la paz, la justicia y la reconciliación, y afirmó: “Estos tres valores se imponen como un ideal evangélico fundamental en la vida bautismal, y requieren una sana aceptación de vuestra identidad de sacerdotes, consagrados y fieles laicos”.

  A los sacerdotes dijo que “la responsabilidad de promover la paz, la justicia y la reconciliación, os incumbe de una manera muy particular. En efecto, por la sagrada ordenación que recibisteis, y por los sacramentos que celebráis, estáis llamados a ser hombres de comunión. (...) Os animo a dejar trasparentar a Cristo en vuestra vida mediante una auténtica comunión con el obispo, una bondad real hacia vuestros hermanos, una profunda solicitud por cada bautizado y una gran atención hacia cada persona. Dejándoos modelar por Cristo, no cambiéis jamás la belleza de vuestro ser sacerdotes por realidades efímeras, a veces malsanas, que la mentalidad contemporánea intenta imponer a todas las culturas”.

  En sus palabras a los religiosos, destacó que “la vida consagrada es un seguimiento radical de Jesús. Que vuestra opción incondicional por Cristo os conduzca a un amor sin fronteras por el prójimo. (...) Pobreza, obediencia y castidad aumenten en vosotros la sed de Dios y el hambre de su Palabra, que, al crecer, se convierte en hambre y sed para servir al prójimo hambriento de justicia, paz y reconciliación”.

  Benedicto XVI advirtió a los seminaristas: “Sin la lógica de la santidad, el ministerio no es más que una simple función social. (...) Ante los retos de la existencia humana, el sacerdote de hoy como el de mañana -si quiere ser testigo creíble al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación- debe ser un hombre humilde y equilibrado, prudente y magnánimo”.

  Los fieles laicos, también están llamados a ser “sal de la tierra y luz del mundo” en medio de la realidad cotidiana, contribuyendo a la paz, la justicia y la reconciliación.  Esta tarea requiere, en primer lugar, “fe en la familia construida según el designio de Dios, y una fidelidad a la esencia misma del matrimonio cristiano. (...) Gracias a la fuerza de la oración, ‘se transforma y se mejora gradualmente la vida personal y familiar, se enriquece el diálogo, se transmite la fe a los hijos, se acrecienta el gusto de estar juntos y el hogar se une y consolida más’ (...) Haciendo reinar en vuestras familias el amor y el perdón, contribuís a la edificación de una Iglesia fuerte y hermosa, y a que haya más justicia y paz en toda la sociedad”.
  Los catequistas, “valientes misioneros en el corazón de las realidades más humildes”, han de ofrecer “con esperanza y determinación indefectibles, su ayuda singular y del todo necesaria para la propagación de la fe en fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia”.

  Para terminar, el Pontífice subrayó que “el amor por el Dios revelado y por su Palabra, el amor por los sacramentos y por la Iglesia, son un antídoto eficaz contra los sincretismos que extravían. Este amor favorece una justa integración de los valores auténticos de las culturas en la fe cristiana. Libera del ocultismo y vence los espíritus maléficos, porque se mueve por la potencia misma de la Santa Trinidad. Vivido profundamente, este amor es también un fermento de comunión que rompe todas las barreras, favoreciendo así la edificación de una Iglesia en la que no haya segregación entre los bautizados, pues todos son uno en Cristo Jesús”.

  Tras la oración final, Benedicto XVI se trasladó a la basílica de la Inmaculada Concepción de Ouidah para firmar la Exhortación apostólica postsinodal “Africae munus”.
PV-BENIN/                                                  VIS 20111119 (730)

¡NO PRIVEIS A VUESTROS PUEBLOS DE LA ESPERANZA!

CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV 2011 (VIS).- Benedicto XVI llegó poco antes de las 9.00 al Palacio Presidencial de Cotonou, construido en 1960 con motivo de la proclamación de la independencia de Benin de Francia, donde tuvo lugar el encuentro con los miembros del gobierno, de las instituciones de la república, del cuerpo diplomático y de los representantes de las diversas religiones. El Papa fue acogido por el Presidente de Benin, Thomas Yayi Boni y, tras saludar a los presentes, pronunció un discurso del que ofrecemos amplios extractos.

 “Cuando digo que África es el continente de la esperanza, no hago retórica fácil, sino expreso simplemente una convicción personal, que es también de la Iglesia. Con demasiada frecuencia nuestra mente se queda en prejuicios o imágenes que dan una visión negativa de la realidad africana, fruto de un análisis pesimista. Es siempre tentador señalar lo que está mal; más aún, es fácil adoptar el tono del moralista o del experto, que impone sus conclusiones y propone, a fin de cuentas, pocas soluciones adecuadas. Existe también la tentación de analizar la realidad africana de manera parecida a la de un antropólogo curioso, o como alguien que no ve en ella más que una enorme reserva de energía, minerales, productos agrícolas y recursos humanos fáciles de explotar para intereses a menudo escasamente nobles. Estas son visiones reduccionistas e irrespetuosas, que llevan a una cosificación nada correcta para África y sus gentes”.

  “Hablar de la esperanza es hablar del porvenir y, por tanto, de Dios (...) En este terreno, compuesto de múltiples elementos contradictorios y complementarios, es donde se trata de construir con la ayuda de Dios. (...) Quisiera leer a la luz de esta esperanza que nos debe animar, dos aspectos importantes de África en la actualidad. El primero se refiere a la vida sociopolítica y económica del continente en general; el segundo al diálogo interreligioso”.

  “En los últimos meses, muchos han expresado su deseo de libertad, su necesidad de seguridad material y su deseo de vivir en armonía en la diferencia de etnias y religión. Ha nacido incluso un nuevo Estado en vuestro continente. También ha habido muchos conflictos provocados por la ceguera del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la naturaleza (...)  Estos males afligen ciertamente vuestro continente, pero también al resto del mundo. Toda nación quiere entender las decisiones políticas y económicas que se toman en su nombre. Se da cuenta de la manipulación, y la revancha es a veces violenta. Desea participar en el buen gobierno. Sabemos que ningún régimen político humano es perfecto, y que ninguna decisión económica es neutral. Pero siempre deben servir al bien común. Por tanto, estamos ante una reivindicación legítima, que afecta a todos los países, de una mayor dignidad y, sobre todo, de más humanidad. El hombre quiere que su humanidad sea respetada y promovida. Los responsables políticos y económicos de los países se encuentran ante decisiones determinantes y opciones que no pueden eludir”.

Enfoque ético de las responsabilidades políticas y económicas

  “Desde esta tribuna, hago un llamamiento a todos los líderes políticos y económicos de los países africanos y del resto del mundo. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza. No amputéis su porvenir mutilando su presente. Tened un enfoque ético valiente en vuestras responsabilidades y, si sois creyentes, rogad a Dios que os conceda sabiduría. (...) El poder, de cualquier tipo que sea, ciega fácilmente, sobre todo cuando están en juego intereses privados, familiares, étnicos o religiosos. Sólo Dios purifica los corazones y las intenciones”.

  “La Iglesia no ofrece soluciones técnicas ni impone fórmulas políticas. Ella repite: No tengáis miedo. La humanidad no está sola ante los desafíos del mundo. Dios está presente. Y este es un mensaje de esperanza, una esperanza que genera energía, que estimula la inteligencia y da a la voluntad todo su dinamismo (...) La esperanza es comunión. ¿No es este un camino espléndido que se nos propone? Invito a emprenderlo a todos los responsables políticos, económicos, así como del mundo académico y de la cultura. Sed también vosotros sembradores de esperanza”.

Diálogo interreligioso

  “No parece necesario recordar los recientes conflictos  provocados en nombre de Dios, y las muertes causadas en nombre de Aquel que es la vida. Toda persona sensata comprende la necesidad de promover la cooperación serena y respetuosa entre las diferentes culturas y religiones. El auténtico diálogo interreligioso rechaza la verdad humanamente egocéntrica, porque la sola y única verdad está en Dios. (...) Por tanto, ninguna religión, ninguna cultura puede justificar que se invoque o se recurra a la intolerancia o a la violencia. La agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles. Utilizar las palabras reveladas, las Sagradas Escrituras o el nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias, es un delito muy grave”.

 “Sólo puedo conocer al otro si me conozco a mí mismo. Por tanto,  el conocimiento, la profundización y la práctica de su propia religión es esencial para un verdadero diálogo(...)  Por eso conviene que cada uno se sitúe en la verdad ante Dios y ante el otro. Esta verdad no excluye, y no comporta una confusión. El diálogo interreligioso mal entendido conduce a la confusión o al sincretismo. No es este el diálogo que se busca”.

  “Sabemos también que a veces el diálogo interreligioso no es fácil, o incluso inviable por diversas razones. Esto no significa un fracaso. Las formas de diálogo interreligioso son múltiples. La cooperación en el ámbito social o cultural pueden ayudar a las personas a comprenderse mejor a sí mismas y a vivir juntos con serenidad. También es bueno saber que no se dialoga por debilidad, sino porque se cree en Dios. El diálogo es una forma más de amar a Dios y al prójimo, sin renunciar a lo que se es”.

Promover una pedagogía del diálogo

  “Tener esperanza no es ser ingenuo, sino hacer un acto de fe en un futuro mejor. La Iglesia Católica pone así en práctica una de las intuiciones del Concilio Vaticano II, la promoción de las relaciones amistosas entre ella y los miembros de religiones no cristianas (...) Saludo a todos los líderes religiosos que han tenido la amabilidad de venir aquí para encontrarme. Deseo asegurarles, así como a los de otros países africanos, que el diálogo ofrecido por la Iglesia Católica nace del corazón. Les animo a promover, especialmente entre los jóvenes, una pedagogía del diálogo, de modo que descubran que la conciencia de cada uno es un santuario que se ha de respetar, y que la dimensión espiritual construye la hermandad”.

  “Por último, quisiera utilizar la imagen de la mano. Esta compuesta por cinco dedos muy diferentes entre sí. Sin embargo, cada uno de ellos es esencial y su unidad forma la mano. El buen entendimiento entre las culturas, la consideración no altiva de unos hacia otros y el respeto de los derechos de cada uno, son un deber vital. Se ha de enseñar esto a todos los fieles de las diversas religiones. El odio es un fracaso, la indiferencia un callejón sin salida y el diálogo una apertura. ¿No es ese el buen terreno donde sembrar la simiente de la esperanza? Tender la mano significa esperar a llegar, en un segundo momento, a amar (...) Junto con el corazón y la mente, también la mano puede hacerse un instrumento de diálogo. Puede hacer florecer la esperanza, sobre todo cuando la mente balbucea y el corazón recela”.

  “Tener miedo, dudar y temer, acomodarse en el presente sin Dios, y también el no tener nada que esperar, son actitudes ajenas a la fe cristiana y también, creo yo, a cualquier otra creencia en Dios (...) Siguiendo los pasos de Pedro, del que soy sucesor, deseo que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios Estos son los votos que formulo para toda África, que me es tan querida. ¡Ten confianza, África, y levántate. El Señor te llama!”

   Finalizado su discurso, el Papa sostuvo un breve coloquio con el  Presidente de la República en su estudio privado en el transcurso del cual tuvo lugar un intercambio de regalos. Asimismo, Benedicto XVI firmó en el Libro de Oro y saludó a los familiares de Thomas Yayi Boni.
PV-BENIN/        VIS 20111119 (1400)

EL PAPA REZA POR LOS NIÑOS VÍCTIMAS DEL HAMBRE Y LA GUERRA

CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV 2011 (VIS).-El Santo Padre visitó ayer por la tarde la catedral de Cotonou, dedicada a Nuestra Señora de la Misericordia. A su llegada en papamóvil, fue acogido por numerosos fieles.

  Benedicto XVI se detuvo un momento en oración ante el Santísimo Sacramento, y a continuación visitó las tumbas de dos arzobispos de Cotonou, Isidore de Sousa y Christophe Adimou. Tras el “Te Deum” y el saludo del actual arzobispo, Antoine Ganyé, el Pontífice pronunció un discurso. Recordando a los dos arzobispos fallecidos, dijo que “fueron valerosos operarios de la viña del Señor; su recuerdo está aún vivo en el corazón de los católicos y de numerosos habitantes de Benín. Estos dos prelados fueron, cada uno a su modo, pastores llenos de celo y caridad. Se dedicaron, sin ahorrar esfuerzos, al servicio del Evangelio y del Pueblo de Dios, especialmente de las personas más vulnerables. Todos vosotros sabéis que Mons. de Sousa fue amigo de la verdad, y que desempeñó un papel determinante en la transición democrática de vuestro país”.

  “Os invito a meditar un momento sobre la misericordia infinita de Dios. (...) La historia de la Salvación, que culmina con la Encarnación de Jesús y se cumple plenamente en el Misterio pascual, es una espléndida revelación de la misericordia divina, (...) que no consiste solamente en la remisión de nuestros pecados, sino también en el hecho de que Dios, nuestro Padre, nos reconduce -a veces no sin dolor, aflicción y temor por nuestra parte-, al camino de la verdad y de la luz, porque no quiere que nos perdamos. (...) Releyendo la historia personal de cada uno y la de la evangelización de nuestros países, podemos decir con el salmista: ‘Cantaré eternamente la misericordia del Señor’”.

  “La Virgen María experimentó al máximo el misterio del amor divino. (...) Mediante su ‘sí’ a la llamada de Dios, contribuyó a la manifestación del amor divino entre los hombres. En este sentido, es Madre de Misericordia por participación en la misión de su Hijo; y ha recibido el privilegio de poder socorrernos siempre y en cualquier lugar. (...) En María tenemos un modelo de perfección y una ayuda para realizar la comunión con Dios y con nuestros hermanos y hermanas. Madre de Misericordia, ella es una guía segura para los discípulos del Hijo que quieren ponerse al servicio de la justicia, de la reconciliación y de la paz. (...). No tengamos miedo de invocar con confianza a aquélla que no cesa de dispensar a sus hijos las gracias divinas”.

  A continuación, Benedicto XVI rogó a Nuestra Señora que interceda por los niños víctimas del hambre y de la guerra, por los enfermos, los afligidos, los pecadores, por África y por toda la humanidad, para que obtenga la salvación y la paz.

  La visita concluyó con el rezo del Padre Nuestro y la Salve, y el Papa se trasladó en automóvil hasta la Nunciatura Apostólica.
PV-BENIN/                                        VIS 20111119 (490)

AFRICA, RESERVA DE VITALIDAD PARA EL FUTURO


CIUDAD DEL VATICANO, 18 NOV 2011 (VIS).-Durante el vuelo hacia Benín, el Santo Padre respondió a las preguntas que realizó el P. Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en nombre del medio centenar de periodistas presentes en el avión.

  En cuanto a la razón por la que se ha escogido Benín para lanzar el mensaje de la Exhortación Postsinodal “Africae Munus”, dirigido a toda África, Benedicto XVI explicó que “existen diversos motivos. El primero es que Benín es un país que vive en paz. Las instituciones democráticas funcionan, están realizadas con espíritu de libertad y responsabilidad, y por tanto la justicia y el trabajo para el bien común son posibles y están garantizados. (...) La segunda razón es que, como en la mayor parte de los países africanos, se da una presencia de diversas religiones que conviven pacíficamente. Hay cristianos, musulmanes y religiones tradicionales, y todos ellos viven en el respeto recíproco y en la responsabilidad común por la paz, por la reconciliación interna y externa. El diálogo interreligioso como factor de paz y libertad es un aspecto importante, también en la Exhortación apostólica postsinodal”.

  “Por último, Benín es la nación de mi querido amigo el cardenal Bernardin Gantin, y he deseado siempre poder rezar un día en su tumba. Fue verdaderamente un buen amigo mío y un gran representante del África católica y del África humana y civil”.

  Otra pregunta trasladada por el P. Lombardi hizo referencia al creciente éxito en África de las iglesias evangélicas o pentecostales, “que proponen una fe atrayente, una gran simplificación del mensaje cristiano, insisten en las curaciones y mezclan sus cultos con los tradicionales”; y la respuesta que puede dar la Iglesia católica a este desafío. El Papa señaló que se trata de un fenómeno presente en todos los continentes, especialmente en América Latina y África; estas comunidades se caracterizan por sus pocas instituciones, un mensaje fácil, simple y comprensible, y “la liturgia participativa, con expresión de los propios sentimientos, de la propia cultura y combinaciones sincretistas entre religiones. Todo ello por una parte garantiza el éxito, pero por otra implica poca estabilidad. Sabemos que muchos regresan a la Iglesia católica, o pasan de una comunidad a otra”.

  “No debemos imitar estas comunidades -continuó el Pontífice-, sino preguntarnos qué podemos hacer nosotros para dar nueva vitalidad a la fe católica. Un primer punto es, sin duda, un mensaje simple, profundo y comprensible; es importante que el cristianismo no aparezca como un sistema difícil, europeo (...) sino como un mensaje universal de que Dios existe, nos conoce y nos ama, y que la religión produce colaboración y fraternidad”.

  “Luego, es también importante que la institución no sea demasiado pesada, que prevalezca la iniciativa de la comunidad y de la persona. Y mencionaría asimismo una liturgia participativa pero no sentimental: no debe basarse solo en la expresión de los sentimientos, sino que ha de estar caracterizada por la presencia del misterio en el que entramos, por el que nos dejamos formar. Por último, diría que es muy importante no perder universalidad en la enculturación. Yo preferiría hablar de interculturalidad más que de enculturación, es decir, de un encuentro de las culturas en la verdad común de nuestro ser humano en nuestro tiempo, para así crecer en la fraternidad universal. No hay que perder la catolicidad: que en todo el mundo somos hermanos, somos una familia que se conoce y que colabora con espíritu de fraternidad”.

  La tercera pregunta tuvo por objeto el mensaje y la aportación específica de la Iglesia a la construcción de una paz duradera en el continente africano a la luz de las diversas iniciativas de “peacekeeping” y de reconstrucción nacional en varias naciones africanas.

   “Es verdad que ha habido muchas conferencias internacionales para África, para la  fraternidad universal -dijo el Papa-. Gracias a ellas se han dicho y a veces se han hecho cosas realmente buenas. Pero, indudablemente, las palabras y las intenciones son más grandes que la puesta en práctica de las mismas, y tendríamos que preguntarnos el porqué. Creo que un factor clave es que esa renovación y esa fraternidad universal requieren renuncias y superación del egoísmo; algo fácil de decir pero difícil de lograr. (...) Sólo con el amor y el conocimiento de un Dios que nos ama, que nos da, nos atrevemos a perder la vida, a dar, porque sabemos que así es como se gana”.

  A continuación, el Santo Padre explicó por qué cree que África puede aportar fe y esperanza al resto del mundo. “La humanidad -dijo- está en un proceso de transformación cada vez más rápido, y en África sucede lo mismo.  En estos últimos 50-60 años, ese proceso ha sido difícil para África, partiendo de la independencia y pasando por el colonialismo hasta llegar a nuestros días. Los problemas que todo ello ha originado no se han superado todavía. (...)  Sin embargo, la frescura del sí a la vida que hay en África (...), su entusiasmo y su esperanza demuestran que hay una reserva humana,  que el sentido religioso y la esperanza todavía son frescos. Yo diría que existe un humanismo fresco en el alma joven de África. A pesar de todos los problemas que hay y que habrá,  el continente es una reserva de vida y de vitalidad para el futuro sobre la que podemos contar”.
PV-BENIN/        VIS 20111119 (920)