miércoles, 29 de agosto de 2012

Anthony Pinizzotto, un sacerdote en el FBI. Con información de ReligionenLibertad

Casos como los de la serie de televisión «Mentes criminales» han sido resueltos por un agente con alzacuellos.

Carmelo López-Arias / ReL
Los seguidores fieles de la serie Mentes criminales conocen bien -aunque sea aderezado por las exigencias de la ficción- en qué consiste el trabajo de un psicólogo criminal o un psicólogo forense del FBI: deducir, a raíz de las características del crimen, las características de la personalidad que lo ha cometido, y con ese perfil buscar otras pruebas que conduzcan al culpable.
Fr. Anthony J. Pinizzotto, OSFS, Ph.D

No sólo a eso, pero también a eso, se ha dedicado durante más de veinte años Anthony Pinizzotto, un salesiano que compatibilizaba su ministerio sacerdotal en la parroquia de San Guillermo de York en Stafford (Virginia), a sólo quince kilómetros de la central del FBI en Quantico, con su trabajo como profesor para los futuros agentes y como miembro de distintas unidades de investigación. 

No hace mucho que abandonó la agencia por jubilación, aunque continúa siendo consultado y mata también el gusanillo impartiendo conferencias para las que suelen agotarse las localidades. No sólo en Estados Unidos, también en Canadá, Suiza, Italia y el Reino Unido.