Tú que sabes que en todos mis actos no me ha guiado jamás otro interés que el cumplimiento de ese código de abnegación y de sacrificio que es mi honor y es mi orgullo.
Tú que nunca has permitido que mi voluntad desmaye ante una vida que rescatar o un peligro que vencer.
Tú que me has visto responder con prontitud al llamado del deber y has visto mi alma implorante a tus pies cuando parecía vacilar ante alguna humana flaqueza.