Mons. José Luis Chávez Botello Arzobispo de Antequera-Oaxaca |
Cuantas enseñanzas y satisfacciones dejan las olimpiadas a los buenos atletas, tanto a los que obtuvieron medallas como a los que no pudieron lograrlo. La mayoría no obtienen medallas pero están contentos porque, al medirse compitiendo con buenos atletas, mejoraron su marca o mantuvieron su nivel; su plan de trabajo los mantiene con la mirada hacia adelante para continuar entrenando y capacitarse para competir mejor.
Cuánta satisfacción y alegría viven y transmiten los que lograron medallas. Ayer el equipo mexicano de futbol conquistó la medalla de oro ¿Qué constatamos? La victoria de un equipo de futbolistas inyectó y continúa inyectando satisfacción y grande alegría en todos los rincones de México y a los mexicanos que residen en otros países; de manera espontánea miles sintieron la necesidad de festejar públicamente en las calles o en las plazas este acontecimiento histórico en el futbol; se alimenta la apertura, la confianza, se convive sanamente y estimula a ver el futuro con perspectivas. Cuánta creatividad en las expresiones tan variadas de alegría: gritos, porras, frases y aclamaciones de aliento; no faltan las banderas y las expresiones culturales propias como los colores y canciones que nos identifican, mariachi, signos indígenas y religiosos, vestidos típicos, bailes y danzas.