viernes, 30 de agosto de 2013

Santa Rosa de Lima, patrona de América. Mensaje de Mons. Eugenio Andrés Lira Rugarcía. Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM



Hoy celebramos a santa Rosa de Lima, patrona de América, nacida en Perú en 1586, y de quien el beato Juan Pablo II decía: “Joven mestiza, enamorada de Cristo y de su cruz, Rosa representa una primicia de santidad florecida en América precisamente en el alba del anuncio del Evangelio”.

Muy jovencita aún Rosa, que trabajaba el día entero para ayudar al sostenimiento de su hogar, vistió el hábito de la Tercera Orden de Santo Domingo. En el jardín de su casa ella misma construyó una ermita, donde se dedicó a la oración y a la penitencia, realizando notables progresos en el camino de la virtud y de la contemplación de los misterios divinos. La ermita se transformó en un grandioso templo, recientemente inaugurado.

En 1615, cuando buques corsarios holandeses estaban a punto de atacar la Ciudad, Rosa reunió a las mujeres de Lima en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar ante el Santísimo implorando la salvación de Lima. Apenas llegada la noticia del desembarco, la santa subió al Altar, dispuesta a defender con su vida a Cristo Eucaristía reservado en el Sagrario.

Pero entonces el capitán de la flota falleció en su barco, lo que provocó la retirada de las naves invasoras, que ya no atacaron la Ciudad. La gente atribuyó este hecho a la intercesión de santa Rosa, quien el Domingo de Ramos de 1617 recibió de Dios la gracia del "Desposorio Místico"; en la Capilla del Rosario, Jesús le dijo "Rosa de Mi Corazón, yo te quiero por Esposa", a lo que ella respondió "Tuya soy y Tuya seré".

Rosa de Lima, con su vida sencilla y austera su carácter dulce, su ardiente palabra y su apostolado entre los pobres, los indios y los enfermos, fue también una intrépida evangelizadora, testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio. 

Santa Rosa fue llamada a la vida eterna en 1617. Sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima con gran devoción de los fieles peruanos y de América. En uno de sus escritos, santa Rosa nos dice: “Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia… ¡Ojalá todos… conocieran el gran valor de la divina gracia… lo inmenso de los tesoros que alberga!... Nadie se quejaría de sus cruces y sufrimientos”.

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