jueves, 20 de noviembre de 2008

ORACIÓN DEL ENFERMO INVÁLIDO



¡Señor, nosotros, los enfermos, nos acercamos a Ti!

Somos los «inútiles» de la humanidad. En todas partes estorbamos.

No podemos echar nuestra parte a la economía maltrecha del hogar difícil.

Gastamos y consumimos dolorosamente los pobres ahorros en medicinas, en inyecciones, en apresuradas visitas de médicos.

Todos sonríen, nosotros lloramos en silencio.

Todos trabajan; nosotros descansamos forzosamente. Quietud más fatigosa que la misma labor. No podemos levantar la silla que ha caído, ni acudir al teléfono que suena; ni abrir la puerta cuando toca el timbre... No nos es permitido soñar; ni amar a una mujer o a un hombre; ni pensar en un hogar; ni acariciar con los dedos de la ilusión las rubias cabezas de nuestros hijos.

Y, sin embargo, sabemos... que tenemos reservada para nosotros una empresa muy grande: ayudar a los hombres a salvarse, unidos a Ti.

Haz, Señor, que comprendamos la sublime fuerza del dolor cristiano. Que conozcamos nuestra vocación y su sentido íntimo.

Recoge, Señor, como un manojo de lirios, en tus manos clavadas, nuestra inutilidad, para que les des una eficacia redentora universal.

La salvación del mundo la has puesto en nuestras almas.

Que no te defraudemos.

de Manuel Lozano ("San Lolo"): Manuel Lozano Garrido, conocido popularmente como Lolo, fue cristiano y periodista. Nació en Linares (Jaén, España) en 1920. A los 22 años sufrió un ataque de reumatismo articular progresivo que al poco tiempo lo postró en una silla de ruedas. Ello no le quitó la alegría de saberse hijo de Dios y cuando la enfermedad le paralizó su manó derecha aprendió a escribir con determinación con la izquierda y más tarde con la boca. Finalmente perdió también la vista. Preguntado en una ocasión tras una visita a Lourdes si había implorado a la Virgen por su curación respondió: "Pero, ¡cómo iba a ser tan egoísta que pidiese mi curación habiendo allí tal cantidad de enfermos que la necesitaban más que yo!". Escribió numerosos libros y artículos. Murió sin perder nunca la esperanza en 1971. Su proceso de beatificación se inició en 1994.

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