Como cristianos hemos venido cambiando de mentalidad para vivir de una manera más evangélica la jornada del miércoles de ceniza. La ceniza es fundamentalmente un signo que nosotros aceptamos para expresar que deseamos un cambio profundo en nuestra vida, para expresar que estamos arrepentidos de nuestras injusticias y queremos iniciar un nuevo proceso aceptando la misericordia de Dios.
La ceniza no tiene ninguna connotación supersticiosa; es decir, si alguien no recibe la ceniza no le sucederá algo malo. La ceniza tampoco es como un amuleto de la buena suerte para alejar el mal y atraer el bien. Se recibe la ceniza como un signo de aceptación de este tiempo de conversión y de que dejaremos que Dios nos levante de nuestros pecados para convertirnos en una nueva creatura.
En este mismo sentido se ha venido mejorando la percepción del tiempo de cuaresma. No se trata de pensar que se permite un tiempo de excesos durante el carnaval para que después haya un tiempo de arrepentimiento durante la cuaresma. La cuaresma tampoco tiene porqué ser un tiempo triste o estrictamente de privaciones.
La cuaresma, por tanto, se espera para cosas grandes. No esperamos la cuaresma simplemente para comer pescado los viernes, o romeritos o los platillos típicos de esta temporada. Sería muy pobre esperar la cuaresma sólo con este propósito culinario. Piensa en tus grandes sueños, en tus grandes anhelos de cambio. Considera que en muchas ocasiones no te has sentido contento con lo que haces, con la forma en que estás llevando tu vida. Piensa cómo te ha hecho falta Dios en muchos momentos para no ser tan violento, para no perder la fe, para no ser arrastrado por el egoísmo y la vanidad, para no negar el perdón a los demás, para encontrarle un sentido a la vida. Los cristianos aprovechamos la profunda espiritualidad de este tiempo para alcanzar las grandes metas de nuestra vida y dejar actuar a Dios. También el aspecto de las privaciones tiene mucha importancia. Hay que privarnos de muchas cosas no porque sean malas sino porque sólo así vamos a construir un ambiente de paz y de silencio donde podamos escuchar la voz de Dios. Qué tanta fuerza de voluntad tienes, por ejemplo, para dejar la televisión y hacer más oración, para renunciar al egoísmo y aprender a compartir, para pensar más durante este tiempo en las necesidades de los demás por encima de las propias, para ir renunciando a la mentira, a la deshonestidad y a la corrupción.
En una propuesta moderna para vivir la cuaresma no se requiere solamente dosificar el uso de la televisión, o bajarle de volumen a la vida. Hay que enfrentar todos los distractores, ruidos e imágenes sugestivas que no nos permiten concentrarnos para descubrir al otro como hermano y para percatarnos de la cercanía de Dios en nuestra vida. Hoy se tendría que reflexionar en el uso excesivo de los celulares y las computadoras que están modificando nuestras relaciones humanas. Hay gente que mira más el celular y deja de interesarse en mirar a los ojos a los demás. Hay personas que tienen muchas amistades online pero tienen serias dificultades para sostener amistades en la vida real.
Por otra parte, hay que disponerse a practicar el ayuno y la abstinencia, pero el ayuno que más agrada al Señor es el ayuno del chisme, del pecado, de la flojera, de las injusticias, de las mentiras, de la infidelidad, de la violencia, de la corrupción y de todo aquello que denigra nuestra dignidad humana. Y desde luego que tampoco se trata de ayunar o practicar estas penitencias sólo 40 días y después regresar a nuestras andadas, sino que la meta es que estas prácticas terminen por quedarse instaladas como un nuevo estilo de vida. Si cambiáramos, pues, la perspectiva, entonces este ayuno nos transformaría como personas y como sociedad.
El próximo miércoles 22 de febrero acudiremos a nuestras Iglesias a recibir el signo de la ceniza. De esta forma, cuando los demás vean el signo de la ceniza en la frente de los cristianos estaremos expresando que no queremos vivir en la mentira, en la oscuridad, en la avaricia, en la injusticia y en la soberbia. Estaremos expresando que estamos dispuestos a iniciar un tiempo especial de encuentro con Dios que mejorará sin duda nuestro encuentro con los hermanos.
Pbro. José Juan Sánchez Jácome
Oficina de Comunicación Social
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