Morelia, a 12 de febrero de 2013
A SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
Ciudad del Vaticano.
Santo Padre,
Nos ha estremecido el anuncio que Su Santidad ha dado personalmente de su renuncia voluntaria al ministerio de Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal a partir del día 28 de este mes de febrero.
Ante todo quiero manifestarle a nombre de toda la Arquidiócesis, Obispos Auxiliares, Presbiterio, Comunidades Religiosas y Fieles Laicos, nuestra profunda y sincera gratitud por su entrega sin reservas al Señor en el servicio de su Pueblo y en intrépido testimonio de la Verdad ante el mundo.
Admiramos su sabiduría y prudencia en su Magisterio y especialmente en decisiones de gran trascendencia. Ahora vemos la humildad al reconocer las propias limitaciones y la valentía al tomar esta decisión.
En el Año de la Fe nos da una gran lección, al recordarnos que Jesús Resucitado es el Supremo Pastor que seguirá guiando amorosamente a la Iglesia y que todos debemos ser instrumentos dóciles al Espíritu buscando y cumpliendo cada día la voluntad del Padre.
Deseamos de corazón que el Señor le conceda muchos años de una vida serena, gozando de salud y contemplando desde ahora la verdad y la belleza que un día se nos mostrarán con todo esplendor. Confiamos que con su oración y su amor de padre Su Santidad seguirá ayudándonos desde su retiro.
Lo amamos con afecto filial y pedimos su bendición apostólica,
Nos ha estremecido el anuncio que Su Santidad ha dado personalmente de su renuncia voluntaria al ministerio de Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal a partir del día 28 de este mes de febrero.
Ante todo quiero manifestarle a nombre de toda la Arquidiócesis, Obispos Auxiliares, Presbiterio, Comunidades Religiosas y Fieles Laicos, nuestra profunda y sincera gratitud por su entrega sin reservas al Señor en el servicio de su Pueblo y en intrépido testimonio de la Verdad ante el mundo.
Admiramos su sabiduría y prudencia en su Magisterio y especialmente en decisiones de gran trascendencia. Ahora vemos la humildad al reconocer las propias limitaciones y la valentía al tomar esta decisión.
En el Año de la Fe nos da una gran lección, al recordarnos que Jesús Resucitado es el Supremo Pastor que seguirá guiando amorosamente a la Iglesia y que todos debemos ser instrumentos dóciles al Espíritu buscando y cumpliendo cada día la voluntad del Padre.
Deseamos de corazón que el Señor le conceda muchos años de una vida serena, gozando de salud y contemplando desde ahora la verdad y la belleza que un día se nos mostrarán con todo esplendor. Confiamos que con su oración y su amor de padre Su Santidad seguirá ayudándonos desde su retiro.
Lo amamos con afecto filial y pedimos su bendición apostólica,
+ Alberto Suárez Inda
Arzobispo de Morelia
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