Nació en Zapopan (Jalisco, México) el 27 de abril de 1878. Su padre, Fortino García, tenía una tienda de objetos religiosos frente a la basílica de la Virgen de Zapopan. Por ello, Guadalupe visitaba la iglesia con mucha frecuencia y desde pequeña mostró un gran amor a los pobres y a las obras de caridad.
Tenía fama de ser una joven agradable y simpática, sin dejar de ser sencilla y transparente en su trato, amable y servicial con todos. Tuvo un noviazgo y, ya prometida en matrimonio, a la edad de 23 años, sintió la llamada de nuestro Señor para consagrarse en la vida religiosa, sobre todo en la atención a los enfermos y a los pobres.
Le contó esta inquietud a su director espiritual, el cual le dijo que él había tenido la inspiración de fundar una congregación religiosa para atender a los enfermos del hospital y la invitó a comenzar esa labor. Así, entre los dos fundaron la congregación religiosa de Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
Ejerció el oficio de enfermera, arrodillándose en el suelo para atender a los primeros enfermos en el hospital, que al inicio carecía de muchas cosas; sin embargo, siempre reinó la ternura y compasión, procurando sobre todo para los enfermos un buen cuidado en la vida espiritual.
Fue elegida superiora general de la congregación, cargo que mantuvo durante toda su vida y, aunque provenía de una familia de un buen nivel económico, se adaptó con alegría a una vida extremadamente sobria y enseñó a las hermanas de la Congregación a amar la pobreza para poder donarse más a los enfermos. En un período de graves dificultades económicas en el hospital, pidió permiso a su director espiritual para mendigar por las calles y, obtenida la autorización, lo hizo junto con otras hermanas durante varios años, hasta que se solucionaron los problemas para sustentar a los enfermos.
El marco político-religioso en México fue grave desde 1911 hasta 1936, porque la Iglesia fue perseguida, sobre todo el período más sangriento de 1926 a 1929.
En un tiempo de persecución en México contra la Iglesia católica, arriesgando su vida y la de sus compañeras, escondió en el hospital a algunos sacerdotes e incluso al arzobispo de Guadalajara, mons. Francisco Orozco y Jiménez. Por otra parte, las hermanas daban alimento y curaban de sus heridas a los soldados perseguidores. Por este motivo, los soldados que estaban encuartelados cerca del hospital no sólo no molestaban a las hermanas sino que hasta las defendieron, lo mismo que a los enfermos.
Durante su gobierno, se abrieron once fundaciones en la República Mexicana. Después de su muerte siguió creciendo la Congregación; en la actualidad las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres cuentan con veintidós casas en México, Perú, Islandia, Grecia e Italia.
El 13 de octubre de 1961, celebró su 60° aniversario de vida religiosa; sin embargo, por entonces ya padecía de una dolorosa enfermedad, que en dos años la llevó a la muerte. Falleció el 24 de junio de 1963, en Guadalajara (Jalisco, México) a la edad de 85 años, con fama de santidad.
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