viernes, 1 de enero de 2010

Mesaje de Año Nuevo de Mons. Rodrigo Aguilar Martínez Obispo de Tehuacán


Muchas personas y familias acostumbran acudir a la iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina. Es importante involucrar activamente a los niños y jóvenes en este gesto; es parte de la educación cristiana, en el reconocimiento de que la vida es don de Dios y hay que vivirla con gratitud y responsabilidad.

Hay esquemas de oraciones propias para este día; yo sugiero, como lo he hecho en otros momentos, tres aspectos a tener en cuenta:


• Primero: Dar gracias a Dios por los beneficios que nos ha concedido. Desgraciadamente con frecuencia nuestra oración es para pedir. Ante todo hay que ser agradecidos. Hay mucho de qué darle gracias a Dios. Bien se puede reunir la familia un rato y compartir libremente entre todos de qué dar gracias a Dios. Los adultos ayudan a los pequeños a participar; pero también los adultos podemos quedar sorprendidos de la agudeza y profundidad de los pequeños.
• Segundo: Pedir a Dios perdón por el mal que hemos hecho y por el bien que hemos dejado de hacer, sea por descuido o por flojera. Es muy saludable reconocernos pecadores, especialmente ante un Dios que es rico en misericordia.
• Tercero: Renovar nuestra fe y esperanza en Dios, que no nos abandona, sino que nos ama aun siendo nosotros pecadores, y quiere seguir derramando su amor en nosotros en el año que estamos por iniciar.

Por otro lado, el Año Nuevo nos hace felicitarnos y desearnos que sea próspero para todos. El primer día del año celebramos litúrgicamente -a los ocho días de la Navidad- a la Virgen María, gracias a la cual el Hijo de Dios se ha hecho hombre; por lo mismo, la celebramos con el máximo título: “Madre de Dios”.

También el primer día del año celebramos la Jornada Mundial de la Paz, que el Papa Benedicto XVI nos invita a vivir con el tema “Si quieres promover la paz, protege la creación”. El tema es apremiante, dado el descuido y el abuso de los bienes naturales que Dios nos ha dado y que ha llevado a una “crisis ecológica”. El Papa menciona algunos fenómenos, por ejemplo “el cambio climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales, el creciente fenómeno de los llamados «prófugos ambientales», personas que deben abandonar el ambiente en que viven a causa de su deterioro” (el texto en cursiva es parte del Mensaje del Papa)

La crisis ecológica viene acompañada de una profunda crisis cultural y moral.

Desde la vida familiar y en todos los programas de desarrollo, es importante revisar a fondo qué tipo de desarrollo estamos implementando; “el uso de los recursos naturales debería hacerse de modo que las ventajas inmediatas no tengan consecuencias negativas para los seres vivientes, humanos o no, del presente y del futuro.”

“Todos somos responsables de la protección y el cuidado de la creación… Es importante que todos nos comprometamos en el ámbito que nos corresponda, trabajando para superar el predominio de los intereses particulares.

“Contemplar la belleza de la creación es un estímulo para reconocer el amor del Creador…Al cuidar la creación, vemos que Dios, a través de ella, cuida de nosotros. Por otro lado, una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambiente no lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma. La Iglesia invita en cambio a plantear la cuestión de manera equilibrada, respetando la «gramática» que el Creador ha inscrito en su obra, confiando al hombre el papel de guardián y administrador responsable de la creación, papel del que ciertamente no debe abusar, pero del cual tampoco puede abdicar”

Será bueno que en este año que termina y el que estamos por iniciar, al dar gracias a Dios, pedirle perdón y renovar nuestra fe y esperanza en Él, nos propongamos promover la paz, protegiendo la creación, porque la paz significa armonía en la relación con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza.


+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán

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